jueves, 8 de enero de 2015

día menos treinta y dos

Llevo varios días pensando en cuantas veces habré cometido el error de creerme en posesión de la verdad, sentirme por ello con la capacidad divina de enjuiciar a los demás y su forma de vivir, sin cultivar la empatia suficiente para amar la diferencia que existe entre las personas.

Lo que deseo para mi, deseo para los demás. Amor incondicional, esa forma de amar que arranca las lagrimas cuando parece que no hay nada por lo que llorar.

Del polvo vengo y en polvo me convertiré.

Pido al viento que me despeine
a la lluvia que lave mi cara
al sol que caliente mi cuerpo
y a la tierra, que hoy sea mi cama

No hay comentarios:

Publicar un comentario