jueves, 1 de agosto de 2013

Día cuarenta y cinco y último

Paralizado, desolado, perdido. Este blog lo empecé a escribir con la intención de mostrar las premisas que seguía para llegar a ser feliz y poder dar ejemplo. Después de un año intentadolo reconozco que no puedo seguir. Para dar ejemplo no basta con saberse la teoría, es imprescindible sentir y yo en estos momentos estoy tan lejos de ser feliz como lo esta la luna cuando corro en su búsqueda y se aleja para mofarse de mi.

Al menos me sirvió para saber que estoy vivo. El amor quema mi corazón a fuego lento y en la combustión me caliento las manos frías.

No pude abrir las ventanas de mi casa para que entrase el sol y la brisa de la mañana. En algún momento entre la vida anterior y esta quedaron atrancadas, solo puedo disfrutar del paisaje tras unos cristales polvorientos. 


Cruzando un frondoso bosque, encontró un anciano a un joven llorando a los pies de un árbol.
- ¿cual es tu desdicha hijo?
- estar preso
- ¿Preso? no veo grilletes que te detengan
- Tengo grilletes que aprisionan mi pecho, ¡una mordaza me impide sonreír!. Me siento en una jaula de cristal duro como el acero. No podría dar un paso aunque quisiera darlo.
- Si al llegar a una orilla no viste mas que agua, nunca estuviste cerca del mar.
  Si al subir una montaña solo divisabas la lejanía, es que no has estado cerca del cielo. 
  Amar fue la mayor locura que pudiste cometer y no abrirte para recibirlo el peor de tus errores.


Sed felices
Ilde