lunes, 1 de octubre de 2012

Día Treinta y uno

Como reflejos de sol tras las gotas de lluvia, llegan a mi ideas fugaces que me deslumbran e intento  poner en practica.
Estoy aun en una posición lejos de lo que considero ideal. Cada mañana debo vestir una indumentaria social para no perder las formas, tambien conocida como ropa. Amanezco sin despertador pues me acuesto con el sol y duermo lo necesario, pero aun doy explicaciones a quien me pregunta ¿a que hora te levantas?, pues no se entiende que el día comienze al abrir los ojos, veces antes y otras despues.
Mantengo "mi nombre", aun no considerandolo necesario el encasillarme en un vocablo. Si hablas con alguien cara a cara no necesitas nombrarlo, solo mirarlo a los ojos y decirle lo que deseas. A esto se puede añadir que mi expresión corporal y el tono de voz que emplee, comunican las tres cuartas partes de lo que quiero decir.

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