jueves, 8 de marzo de 2012

Día diecisiete

Cuando era pequeño, recuerdo lo que disfrutaba estando tumbado en la tierra, tocar la corteza de un árbol o incluso colgarme suavemente en una rama. Es como dice Max: tengo dos madres, la que me llevó en la barriga y la madre naturaleza.
Este invierno no había "hecho huerto", hasta ahora. El contacto con la tierra es la terapia mas profunda que puede sentir un ser vivo en este planeta. Arrastra mis pensamientos hacia rincones luminosos y los desvanece para dejarme al desnudo con mi otra madre. Vuelvo a ser el individuo respetuoso y sensible que no quiero dejar de ser. Soy parte del mundo y puedo mimetizarme hasta confundirme visualmente con el entorno.
Los intelectuales occidentales piensan desde la goma espuma de sus asientos convirtiéndolos en malsanos. deberíamos fortalecer y ejercitar nuestro "cuerpo mental".

2 comentarios:

  1. Una bella reflexión. Gracias por compartirla

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  2. Muy bello, me ocurre igual, es mi el unico lugar que sabe calmarme y donde soy capaz de reconectar con esa parte de nosotros más autentica y menos contaminada de ego.

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